Escrever é ofício árduo, dífícil e, quando não, arriscado. Da interminável e densa e intensa batalha entre memória e história, o que resta são palavras. Só palavras.
Serão eventualmente garimpadas nos escombros do futuro. Estão convidados, porém, a revirar hoje o blogue pelo avesso.
(Img: cvm - antonietta: fantasias de mujer - portada)
Intentabas una canción de amor...
No era para tanto
pero se te aflojó el brazo
quedó chueco el abrazo
y atragantado tu verso.
Las palabras te salieran amargas.
Amor alucinado
con la ansiedad de un perseguido
un niño asustado
un hombre
que no sabe más jugar al héroe.
En el metro cuadrado del palco
del boliche rasca,
cantor,
la luz de foco de lata
te encandila:
suenan tumbadoras pesadas
llamando demónios atorrantes...
Cantás como nunca
candombes, la salsa más hiriente
y... esa canción de amor...
Delante tuyo
mujeres lindas bailan frenéticas
conscientes del espetáculo...
Y el perfume de hembras
brillo de miradas
movimientos de celo
la provocación
el alcool
humareda de puchos y deseos
cadéncia de mis tumbadoras
locuras de guitarras
esa mujer rúbia
y ardiente
con sus promesas de miel
y de serpientes
tanta danza
tanta música
tanto canto
tanto tanto
te hundieran.
Pero, no era para tanto.
A mi, en las tumbadoras, nomás,
cuando detuve la mirada
en inquietante escote y senos como otros no hay en la Tierra solo se me fué un compás...
Cantabas una canción de amor
mientras alli se bailaba a la guerra...